martes, 8 de octubre de 2013

Pues hace un mes la Pepis pisa París, po sí, po sí

Ya ha finalizado otra semana en la ciudad de la luz, y voilà, hoy hace justo un mes que llegué a París. Es momento entonces de hacer balance de cómo va hasta ahora ¿no?

-La universidad:
Cuando elegí París lo hice por la universidad, qué gran fallo. La Sorbona tiene prestigio, sí, pero también tiene mil cosas malas. Como bien dice Carmen, lo único que me queda es pensar que estará escrita en mi currículum, porque la experiencia hasta ahora no está siendo como esperaba.
Para que os hagáis una idea, el otro día pasé 35 minutos buscando una clase, porque no sé quién fue el genio que le puso letras a las clases, pero letras que no corresponden a las que están en el mapa. Por cosas como estas, la clase "G-063" (por ejemplo) está en la escalera E, en vez de estar, como sería lógico, en la escalera G. El problema no se resuelve cuando encuentras la clase, pues di tantas vueltas que ya no sé ni cómo la encontré, y estoy segura de que este jueves volveré a perderme. Sin embargo, me perderé en un sitio donde grandes mentes se cultivaron y donde se respira cultura (ja ja ja ja...mentira).

De todas formas, no todo es tan malo, hay profesores que son buena gente y que se portan bien y te preguntan si sigues bien las clases... pero escasean.
Por otra parte el nivel de trabajo va subiendo! Ya me he planteado poner una cosa de estas en mi cuarto...

Estudiando desde las 8 de la mañana

Mis compañeros de clase no son precisamente el culmen de la amabilidad, aunque después de dos semanas de clases ya hay gente que empieza a sonreír (milagros de la vida) y espero que al menos pueda hacer algún amigo antes de que termine el curso.

Es más, hoy martes, en mi TERCERA semana de curso, por fin he comido con alguien, créanme que es muy triste comer sola en la universidad, pero por fin he encontrado a una chica igual de amargada con la gente que yo. Un pequeño paso para el hombre, un gran paso para mi sociabilidad.

Victoria en la cafetería esperando que
alguien se siente a comer con ella

-El foyer:
El Foyer está bien, es decir, tiene sus cosillas, las normas de visitas, las cámaras de vigilancia, la comida... pero en general es agradable vivir aquí.
Una vez que te acostumbras a encontrarte al vigilante por cada esquina diciéndote hola con acento polaco y los gritos de los niños que tienen el recreo en el patio de abajo, los días se van pasando más rápidos. A lo que todavía no me he acostumbrado es a tener que estar subiendo y bajando para todo (la cocina está en el sexto, el agua en el tercero, la sala de ordenadores en el cuarto, el cuarto de Carmen en el quinto....)

 Victoria quiere una fuente en su cuarto

Me encanta ducharme aquí porque nunca se me apaga el termo 
en medio de la ducha, cosa que me pasaba en Cádiz día sí y día también.

Como en el foyer me dan la cena y por la mañana suelo comer en la facultad, 
estoy cocinando menos que el Rey.

Creo que mis compañeras de pasillo están hasta 
las narices de mis canciones de carnaval a las 9 de la mañana.

-La ciudad
París no es difícil, una vez que le coges el tranquillo al metro, a pelearte por sentarte, a caminar rápido y veloz y sortear a turistas, terminas camuflándote.

 Victoria en el metro

Lo mejor de esta ciudad es, sin duda, coger el metro, bajarse en cualquier lado (menos en Barvès-Rochechouart para no morir asesinado) y empezar a caminar disfrutando de toooooodos los edificios, plazas, monumentos... es increíble cómo cada rincón sigue sorprendiéndome.

¿Y qué tal estos días?
Pues esta semana pasada fui por primera vez a una discoteca parisina........ aunque no aguantamos ni dos horas porque la música nos taladraba la cabeza. De todas formas, Carmen y yo lo dimos todo bailando, y además un español se le acercó a María para decirle "eres como un cristal, puedes romperte" (vamos a omitir el nivel de alcohol que llevaría ese chaval en el cuerpo).

Victoria bailando en Port Maillot

También disfrutamos el sábado pasado de la Nuit Blanche, bueno, "disfrutamos" porque otra vez nos pasó lo mismo que en las jornadas de patrimonio y no pudimos entrar en nada por las colas taaaaan largas, pero al menos mereció la pena pasear por un París lleno de gente incluso a 3 de la mañana cual plaza Mina en verano. 

Esta semana en un bar de aquí habrá tarde-noche para aprender español, comer tortilla, bailar flamenco (todo aquel que sepa mis dotes artísticas con la danza se estará riendo en mi cara si imagina que YO voy a enseñar flamenco a alguien). 

Os dejo con mi gran demostración de baile "flamenco"

Besitos, Vic.


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