He ido a una soirée espagnole. Para aquellos cuyo vocabulario francés no vaya más allá de café olé y bonapetí os lo explico, es una reunión después de cenar y con temática ...española! Como la tierra tira, y las ganas de ver a María y Mariluz también, pues allá que me encaminé con otra María más (y ya éramos 5 Marías, un nombre muy original ya que surge la oportunidad de decirlo). El bar no era muy grande y tenía una media de 4 españoles, 2 italianos y medio francés por metro cuadrado.
Españoles entrando en un bar en el que regalan tortilla
En un momento dado, empieza a sonar una sevillana, y allí que se lanzan las dos Marías marcándose un baile (Mariluz, sé que intentaste bailar conmigo, pero eso que yo hago no se le puede llamar bailar flamenco). Lo mejor fue cuando de repente suena "La gente canta con amor..." y medio bar grita "que viva Españaaa". Estas son las cosas que te avergonzaría hacer en tu propio país, pero que te salen del alma cuando te vas fuera. Sin duda fue una tarde-noche memorable, en la que aparte de ver cómo la gente deboraba tortilla española y gazpacho, estuve charlando con un italiano que me hablaba en el dialecto del pueblo de mis tíos. Muy surrealista todo.
Pero hablando de cosas surrealistas.... el jueves por la tarde fui por fin de nuevo a la Biblioteca François Mitterrand (la secta mormona, ¿recordáis?) y... confirmado, es un stio que da mala espina.
Llegué y tuve que dejar mis cosas en un vestidor, donde te dan una especie de cartera de plástico transparente en la que introduces todo aquello que quieras llevarte dentro, y además dejas tu abrigo y tu bolso. Después tienes que pasar por una puerta parecida a las del metro, pasando la carta de la biblioteca y atravesar no una, sino DOS puertas de metal macizo que insonorizan.
Victoria temía encontrarse esto tras la puerta
Habiendo pasado dos puertas, mi tarjeta por dos controles distintos, andado un pasillo de 300 metros de largo, llego finalmente al mostrador de la parte que me habían indicado y le digo al hombre "tengo una reserva a mi nombre", a lo que me contesta "identificación". Le doy mi tarjeta de la biblioteca y se va. Vuelve con una caja cerrada con un moño y me dice "te asigno la plaza O-44.
Ya sentada en la famosa plaza O-44 me dispongo a abrir la caja tirando del lacito, pensando que dentro encontraría mínimo el verdadero brazo de Santa Lucía....y no, allí estaban, los documentos que tenía que consultar que eran scuicsdclzmcxusd sdnuicsc nuci<hd h//ncassf.
Probablemente no podréis leer de qué tratan esos documentos, ya que a igual que los mensajes del inspector Gadget, están cifrados y se autodestruyen. Además, todo aquello que se consulta en esa biblioteca es secreto de estado (de estado francés, claro).
Victoria preguntándose qué narices hacía en esa secta
El viernes también tuve un plan digno de destacar. Era el cumpleaños de una chica del foyer, y quería celebrarlo yendo a una discoteca que hay cerca de casa. Después de dos horas bailando canciones estilo Vule vú cuché avé moi, se suá y demás, de repente empieza a sonar a ella le gusta la gasolinaaaaa.
Sí queridos lectores y lectoras, Carmen y yo lo dimos todo con una canción que creo que es de cuando cursé quinto de primaria.
Victoria bailando
Y para terminar mis pinillos parisinos, hoy por la mañana nos levantamos temprano para ir a quejarnos a la compañía de teléfonos Free, que me ha hecho la portabilidad del número pero sin que me haya llegado la tarjeta sim, así que me ha dejado cruelmente sin teléfono (bravo). Para pasar un día completo, fuimos unas cuantas chicas a Saint-Dennis, es decir, al barrio chungui que se encuentra fuera de París.
Indicación básica que seguir en Saint-Dennis cuando alguien te mira raro
Entramos en unas 20 tiendas en las que la ropa había sido diseñada por chinos ciegos (no hay otra explicación al respecto) entre la cual puedes encontrar algún tesoro que sea bonito.
Y por hoy, nada más. Sólo un pequeño mensaje. Estoy acabando con las reservas de chocolate de la ciudad de París.
Os quiere,
Victoria
Ojalá
Ay dioses Victoria, cómo puede reírse una con tus aventuras y tropelías parisinas. Nada, ten cuidado con esos arranques folklóricos (aunque incluso aquí en Sevilla uno necesita dejar claro que es de Cádiz, así que no quiero ni imaginarme el asunto a nivel internacional) y sigue desarrollando ese talento para elegir gifs ilustrativos. Un abrazo fuerte :)
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