lunes, 16 de septiembre de 2013

Mañana en el metro e intento de inserción en secta mormona

Hoy era un día soleado y maravilloso.


Mentira

 Hoy he ido a inscribirme.... y como bien supuse ayer, iba a ponerle caras extrañas a la encargada de recibirme, que me dijo (muy simpática ella) que no podía y que volviera 4 horas más tarde. Lo bueno fue que disfruté de un largo viaje en metro gracias a problemas técnicos y además vi a un señor que entró en el metro en último momento y se cogió el culo con la puerta.

Pasando a otra cosa más importante... volviendo esas cuatro horas más tarde conseguí inscribirme en los cursos de primero de inglés y elegir los grupos que me vienen mejor (para no ir a clase los lunes: muahaha)


La mujer parecía un poco antipática parisina al principio, cuando llamé a la puerta fue algo así...


Y efectivamente, después comprobé que sí, era bastante antipática, cosa que jamás llegaré a entender ya que los erasmus son estudiantes especiales que vienen de un país distinto y que necesitan más ayuda que los demás. Querida señora, hablarme a velocidad de la luz, no ayuda.

Reacción que habría tenido esta mañana si no fuera porque 
mis padres me educaron en el seno de la paz y la no violencia.

Para volver a casa comprobé un fenómeno meteorológico desconocido hasta ahora: la lluvia horizontal. 
Sigo teniendo graves problemas para entenderme con el tiempo parisino, después de pasarme dos días llevando botas de lluvia sin que lloviera, hoy que me había puesto unas converse, llueve cual diluvio universal de Noé. Evidentemente he terminado chorreando de la cabeza a los pies (y lo mejor es que llevaba paraguas).


Una parte importante de mi estancia erasmus es una investigación secreta que la universidad de Cádiz me ha encargado (lo siento, no puedo dar más detalles), para ello me dirigí esta tarde (acompañada de mi fiel escudera Carmen) a la Biblioteca François Mitterrand. Sólo para entrar ya tuvimos que enseñar bolsos y decir para qué queríamos ir... y después vino lo mejor. 


Os voy a revelar la gran verdad de la Biblioteca Nacional Francesa: No es una biblioteca. En realidad es una especie de secta satánica en la que te piden todo tipo de documentos para poder consultar revistas, libros y archivos. Es evidente que dentro de esos archivos se encuentra (al menos) el plano secreto para llegar al Santo Grial. Querido autor de "El Código Da Vinci", te equivocaste de emplazamiento para la película, la biblioteca habría ido muchísimo mejor, con tanto secretismo, tarjetita e identificación. Así que tendré que volver mañana (porque no me dieron una solución en el momento, ah no, eso nunca), para que me digan qué tipos de papeles tengo que presentar para acreditar mi necesidad incipiente de consulta (quizás tenga que hacerme un análisis de sangre y todo). 
Bibliotecaria de François Mitterrand volviendo a su planeta de origen

Hoy para terminar voy a dedicar un trocito de este blog a mi barrio de París, o más bien a mi calle: Avenida Jorge V (Avenue George V). Para quien no conozca París, os lo voy a resumir en poco: En una esquina tenemos la tienda de Luis Vuitton y en la opuesta el puente donde murió Lady Di. 
Así que no es extraño que me pasen cosas como:

-Me abran la puerta del foyer como si fuera una actriz de Hollywood (y no del de la Caleta, sino del de verdad)

-Encontrarme a un tío con un chaleco antibalas delante de una joyería

- Que me salude el lacayo del hotel de enfrente.
-Tener que esconder las bolsas del Carrefour dentro de bolsas de "Chanel" para no pasar sintiendo vergüenza.
-Pasearse por la calle como si fuera una modelo de alta costura.
Y por supuesto, tener la posibilidad en cada esquina de encontrar un marido multimillonario...


Perdón, perdón... a un multimillonario de verdad


Hasta pronto, un beso,
Vic

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