He conseguido una tarjeta de la Biblioteca François Mitterrand. Sólo he tenido que firmar un papel donando mi cuerpo a la ciencia, hacerme un análisis de sangre y firmar bajo juramento que nunca he bailado una canción de Justin Bieber, pero finalmente, con mi cara de 9 de la mañana (foto hecha con la web cam de la Biblioteca)... ¡la tengo! Cuando el señor me la ha dado me he sentido agente de la C.I.A. Después, cuando me he enterado de que tenía que pagar 35 euros, me he acordado de su familia (esto me verifica mi idea de que sea una secta, te dejan entrar a cambio de dinero), pero bueno, ahí está, el pase hacia lo que serán mis primeras horas de investigación.
Victoria besando la tarjeta
No sé si lo sabéis, pero yo me crié en un sitio llamado "Biblioteca Municipal de Jerez de la Frontera". Mi padre decidió que los parques de bolas eran fácilmente sustituibles por la Sala Infantil de dicha biblioteca, y allí me dejaba en sus largas tardes de investigación en el Archivo de Jerez. Así que como podéis comprobar, entrar en la Biblioteca Nacional Francesa (aunque sea pasando el arco de detectores de metales), es todo un lujo para mí, y más poder investigar documentos, leyéndolos y estudiándolos.
Este ansia por investigar se me irá cuando haya soportado
cuatro chaparrones camino de la Biblioteca.
Os explico: (porque este es un blog interactivo, a la vez que lees, aprendes)
La CAF es una organización francesa que todo estudiante erasmus debe conocer, ya que gracias a ella puedes recibir una ayuda económica dependiendo del tipo de alojamiento del que dispongas y de tu situación familiar. Pero si la Biblioteca te pide papeles, la CAF directamente pide hasta tus notas de preescolar. Tienes que presentar muchos justificantes y rellenar bastante papeleo, pero merece la pena porque te ahorras unos 100 euros al mes (como mínimo).
Victoria dándose cuenta de que necesita papeles que están en Cádiz
El miércoles me coloqué mi uniforme de femme d'affaires y me encaminé hacia las reuniones de la Sorbona en las que me explicarían cómo inscribirme (cuando ya me había inscrito) y donde me dirían cuáles eran las asignaturas que podía elegir (cuando ya tendría que haberlas elegido). Esto es algo maravilloso y grotesco a la vez que me gustaría comentar. Me encanta la sencillez de una universidad que te pide que hagas una lista con las asignaturas que quieres convalidar, pero que no te digan cuáles son las asignaturas disponibles. O que te digan que hay que firmar el acuerdo, pero que no lo traigas hecho. Quizás la inteligencia de estos genios de la organización universitaria no está a mi alcance, y por eso yo, una humilde estudiante, nunca llego a comprender los procesos administrativos.
Dicho en otras palabras: tenéis una organización que es una caca
Y allí estaba yo, leyendo las mil millones de asignaturas sobre literatura francesa que hay en la Sorbona, sabiendo que me voy a hartar durante este curso de dar cosas que no me gustan (gramática, lingüística) y que en la sala de al lado estarán explicando a los grandes de la literatura.
Evidentemente entré en depresión "in situ"
Y por hoy no hay más novedades. Bueno, ayer a Carmen y a mí nos atacó una paloma.
Besitos,
Vic
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